"Nuestra forma de vivir y de entender el mundo, ha cambiado mucho a partir de los orígenes de las sociedades de "desarrollo", el crecimiento se hace incontrolable, aparentemente, ilimitado, y expandimos el firme como lo hace el agua a través de una servilleta. Esta expansión, coloniza los espacios, destruye, y genera residuos y contaminación, degrada nuestro medio sin control, sin más preocupación que la rentabilidad del capital de inversión."
Las sociedades han cambiado y cambian, se han ido "desarrollando" con el motor de las nuevas técnicas y las nuevas tecnologías, se han impulsado de las nuevas inquietudes que surgen, las nuevas necesidades, los nuevos modelos de conducta, y han generado nuevos modelos de vida, en los que las fronteras no existen, en los que la humanidad no conoce límites.
A lo lago del proceso de crecimiento industrial, la innovación y la ingeniería, han permitido y permiten, que la comunicación global sea una realidad absoluta, los modelos de urbes han cambiado, para convertirse en sistemas completamente dependientes del exterior (de otros sistemas), pasando a ser ecosistemas altamente parasitarios. La producción y el consumo cada vez están separados por una mayor distancia, lo que es permitido por el desarrollo de los trasportes a nivel mundial, este hecho eleva los costes del producto de consumo, y rompe con los ciclos de los ecosistemas, ya que separa físicamente, el principio del proceso, del final del mismo, creando así los denominados sistemas lineales.
Las ciudades tienden a la especialización funcional de los espacios, este tipo de planificación urbanística supone un grave impacto ambiental, pues separa, ya dentro de la propia ciudad, los distintos procesos del ecosistema socio-ambiental urbano, de esta forma, aumentan los gastos de transportes, de espacios, de energía, y así mismo crea una mayor marginalidad, fomentando la desigualdad, y actuando de barrera a la diversidad, cultural, y de cualquier tipo.
La masificación de los núcleos urbanos ha llevado a la aparición de las macro ciudades, la mayor parte de la población se concentra en las grandes urbes, dejando las áreas rurales en busca de mayores servicios, y una mayor comodidad, reservando dichas áreas rurales como lugar de descanso. Este crecimiento de las ciudades supone problemas de abastecimiento y de generación de residuos. La mayoría de los consumos dados en una ciudad, se satisfacen con productos provenientes de zonas lejanas y ajenas al ecosistema, de tal forma que se crea una cadena lineal que rompe con la naturaleza cíclica de los ecosistemas naturales, hablamos de energía eléctrica, alimentos, materias primas, productos manufacturados… Cuanto más alejamos la fuente del consumidor, mayores son los costes ambientales y económicos que supone la comercialización de los productos, una mayor eficiencia, pasa por acercar el lugar de producción al consumidor, lo que ahorra en infraestructuras y transporte, cuestiones de relevancia en cuanto a su impacto y su contaminación. Las nuevas tecnologías desarrolladas en el ámbito de las energías renovables, nos permitirían imaginar una ciudad prácticamente independiente en cuento a aporte energético, los sistemas de captación de la energía solar permiten generar energía térmica para el uso sanitario, de manera sencilla y rentable, así mismo, las placas fotovoltaicas son capaces de captar la energía de los fotones para generar corriente eléctrica, estos últimos, son más costosos, pero igualmente rentables a largo plazo, ambos dos pueden instalarse en los tejados de los edificios, no suponiendo una ocupación adicional de territorio, y permitiendo generar si no toda, una parte muy sustancial de la energía consumida en las urbes.
Los transportes son una fuente de contaminación importante, que a crecido junto con el desarrollo de las grandes urbes, permitiendo el mismo, el mayor problema es que los transportes actuales no son eficientes, y no están bien gestionados, el vehículo privado se alza frente a cualquier medio alternativo de transporte publico, este medio privado supone una contaminación mucho mayor por viajero, así mismo aumenta las necesidades de construcción de mayores infraestructuras viales, tales como grandes autovías, aparcamientos que plagan las ciudades etc. Los automóviles se han convertido en el símbolo de las ciudades, los peatones son la especie en extinción, mientras que los vehículos son la especie devoradota de las calles, aceras, plazas… El uso del vehículo privado en las ciudades disminuye aun más su eficiencia como medio de transporte, el consumo se eleva, se eleva la contaminación producida, y por lo general, el servicio que da es prácticamente individual, contra este uso, es la administración pública local la que debe tomar partido, debe ofrecer al ciudadano un transporte público, eficiente, suficiente y limpio, dejando paso a los peatones frente a los devoradotes de metal. Un transporte público que satisfaga las necesidades del ciudadano elimina la necesidad del vehículo propio, este servicio es con creces mucho más rentable, ambiental y económicamente, y mejora el bienestar de la población, reduciendo la contaminación acústica, del aire, y paisajística.
Las ciudades son una fuente importante de residuos, los productos provenientes del exterior, se consumen y generan grandes cantidades de Residuos Urbanos que plantean un reto a las políticas urbanas. Existen varias formas de tratar los residuos (vertido controlado, incineración, vertido incontrolado) pero sin duda la más importante, la clave para el futuro, es la recogida selectiva y el reciclaje de los RR.UU. La mayoría de los residuos generados son reciclables, por una parte, los residuos orgánicos, pueden ser tratados para generar combustibles orgánicos (metano) y posteriormente hacer compost (abonos orgánicos) con ellos, así mismo, el vidrio puede reutilizarse, devolviéndose al principio del proceso, lo que ahorra una importante cantidad de la energía utilizada para fabricar los envases, papel y cartón son también materiales fácilmente reciclables. Ciertos envases recogidos selectivamente pueden ser reutilizados, el mayor conflicto lo presentan los plásticos y otros residuos derivados del petróleo, que no pueden ser tratados para su reciclaje, por lo que la solución pasa por reducir su uso, y reutilizarlos siempre que sea posible. Este modelo de gestión de los residuos urbanos necesita de una potente infraestructura educativa (que cree una conciencia ambiental en los ciudadanos) y de una acción legislativa que regule la responsabilidad civil sobre los residuos, su recogida, su depósito, etc, de manera que existan unas directrices legales al respecto, que todos los ciudadanos deban seguir.
La alternativa de futuro cambiará en gran parte las ciudades que hoy día vemos, las ciudades del futuro deberán ser ciudades "verdes", ciudades en las que las redes de transporte urbano sean realmente eficientes, que funcionen mediante energías no contaminantes, que ofrezcan a los ciudadanos una comodidad total y un servicio optimo, permitiendo sustituir las calles destinadas a vehículos, por amplios paseos peatonales solo interrumpidos por las redes de tranvías, que apenas deberían suponer una molestia. La calidad de vida en las ciudades aumentará debido a la disminución de la contaminación de manera contundente. Se deberá fomentar la multifuncionalidad de los espacios, para disminuir los transportes inútiles, y la disgregación de la población, teniendo en un mismo lugar, de manera armónica, nuestra vivienda, nuestro trabajo y los servicios necesarios, habrá que fomentar la agricultura urbana, que puede suponer una mayor eficiencia en el sistema alimentario, y que es compatible con la vida urbana, además supone una depuración del aire de las ciudades, que junto con un aumento considerable de las zonas verdes, conseguiría una mejora de la vida urbana. En cuanto a los residuos, deben ordenarse en un plan destinado al reciclaje, y que intente cerrar el ciclo de la materia y la energía de la manera más eficiente posible, y que disminuya al mínimo la contaminación generada por dichos productos; deberá seguirse el principio de las tres erres, reducir, reutilizar, y reciclar. Otro de los cambios a los que deberán atenerse las ciudades es el que se refiere a la eficiencia en la construcción, se deberán implantar nuevos modelos de vivienda que produzcan un impacto ambiental menor, que supongan un coste energético menor, que aprovechen al máximo las energías renovables para su funcionamiento, que estén construidos con materiales, de alguna forma, menos costosos ambientalmente hablando.
Todo esto es algo menos que un sueño, un objetivo muy ambicioso, que sin el apoyo social y el respaldo de las administraciones, jamás podrá ser una realidad, ahí esta la necesidad de cambiar nuestros modelos de vida, ahora nosotros debemos tomar la palabra.
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